viernes 19 de junio de 2009 10:41 CEST
- Unas pequeñas criaturas parecidas a los mejillones que vivieron hace 100 millones de años producían un esperma más grande que sus propios cuerpos, lo que demuestra así que el tamaño siempre importa para algunos animales cuando se trata de sexo, señalaron científicos.
El esperma gigante todavía nos rodea. Por ejemplo, un espermatozoide humano tendría que medir 40 metros para compararse con el de una mosca de la fruta. El insecto mide tan solo unos milímetros de tamaño, pero puede producir espermatozoides de 6 centímetros de largo.
Los científicos no están seguros de si tal gigantismo es un extraño caso fuera de serie.
El reciente descubrimiento de que los ostrácodos, una clase de artrópodos extinguida, mostraban el mismo rasgo revela que fabricar esperma gigante es una antigua y exitosa estrategia evolutiva.
"El esperma gigante ha sido producido en al menos algunas especies durante largos períodos de tiempo, pese a que ha tenido un alto precio tanto para machos como para hembras", dijo el jueves Renate Matzke-Karasz de la universidad Ludwig Maximilian en Múnich.
En la mayor parte de los animales, incluidos los humanos, el éxito en la reproducción depende de que los machos produzcan un mayor número de pequeños espermatozoides, mientras que las hembras invierten en unos pocos óvulos de gran tamaño.
En algunos casos donde el esperma debe competir dentro del cuerpo femenino, la oportunidad de una fertilización exitosa puede ser mejorada al aumentar el tamaño de la célula de esperma.
Matzke-Karasz y sus colegas usaron una nueva técnica de recolección de imágenes conocida como holotomografía, utilizada para detectar órganos usados para transferir esperma gigante, en los restos fósiles de los ostrácodos, que sólo medían 1 milímetro de largo.
Los especialistas publicaron sus resultados en la revista Scienc
REUTERS
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