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* La UE y el Congo han firmado un acuerdo contra la tala ilegal
Por PABLO FRANCESCUTTI (SOITU.ES)
Se nos dice que los consumidores tenemos una eficacísima arma en nuestras manos, y que si la usamos podemos mover montañas. Y quien dice montañas, puede decir bosques, aunque aquí no interesa tanto moverlos como mantenerlos en su sitio. Lo ha demostrado la diplomacia europea con el tratado que ha negociado con la República del Congo. El acuerdo, que hoy se ha hecho público en Bruselas y Brazzaville, establece por primera vez un sistema dirigido a asegurar que las maderas importadas del país africano no provengan de la tala ilegal, y a contribuir por ese medio a la preservación de la selva tropical.
Un paso más contra la tala ilegal.
La Unión Europea es un gran consumidor de madera y derivados. Cifras recientes indican que cada año importa 165 millones de metros cúbicos de estos materiales, de los cuales entre un 16 y 19 por ciento procede de la tala ilegal, de acuerdo a la asociación WWF/ADENA. Y las importaciones continuarán creciendo; se estima que sólo en artículos relacionados con el papel la demanda europea aumentará un 80 por ciento en los próximos veinte años. Europa es, por lo tanto, un poderoso comprador. Ahora se quiere poner ese formidable poder de compra al servicio del comercio sustentable y del Tratado de Kyoto, toda vez que la deforestación global aporta casi la quinta parte de las emisiones de gases Invernadero.
En el caso concreto del Congo, la Unión Europea le compra cada año productos forestales por un valor de 240 millones de euros. Estos productos proceden de la Cuenca del Congo, el segundo bosque tropical más grande del mundo. Con el fin de garantizar la sostenibilidad de dicho ecosistema se ha negociado el denominado Voluntary Partnership Agreement, o sea, 'Acuerdo de Asociación Voluntaria'. El término 'voluntaria' refleja la intención de los compradores (los consumidores europeos) de consensuar pautas comerciales con los vendedores (los congoleños), en vez de imponerles unilateralmente restricciones aduaneras. De esta manera se busca la implicación real de los exportadores en el proceso.
El convenio entrará en vigor en 2011 y estipula que los citados productos deberán ingresar en la UE acompañados de una licencia que demuestre que se trata de madera cortada y vendida legalmente, obtenida sin perjuicio de la integridad de los bosques congoleños y en beneficio de las poblaciones locales. Europa se compromete a brindar asistencia técnica en lo concerniente al cumplimiento de la normativa y la auditoría ambiental.
Para asegurarse de que las maderas procedan de bosques explotados de un modo sostenible se implantará una "cadena de custodia", encargada del seguimiento de cada envío de madera, desde su origen en la tala de árboles en la selva hasta su llegada a los puertos, pasando por su traslado a los aserraderos. Asimismo se creará un mecanismo que permitirá por primera vez a los grupos de la sociedad civil congoleña participar directamente en el diseño de leyes forestales y en la vigilancia de la industria forestal.
El acuerdo viene a sumarse a otro cerrado con Ghana el pasado mes de septiembre. Pactos similares están siendo negociados con Liberia, Camerún, Malasia, Vietnam e Indonesia. Gabón y la República Central Africana también han demostrado interés por iniciar negociaciones de ese tenor. Con estas medidas la UE comienza a acortar distancias con Estados Unidos, que el año pasado actualizó una ley ya existente con el propósito de criminalizar la tala ilegal. Los ecologistas han criticado la lentitud de la Comisión Europea en pasar del dicho al hecho, teniendo en cuenta que la decisión de detener el flujo de maderas ilegales a los mercados comunitarios fue tomada en 20
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