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-foto publicada en el blog de Iñigo Landa-
Por JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ
Actualizado 26-05-2009 07:53
Los hombres son nazis para los animales. (Isaac Bashevis Singer. Escritor judío, premio Nobel de Literatura en 1978).
(EFE)
El caballo del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza es corneado por el astado en la plaza de Las Ventas.
Decenas de activistas antitaurinos, semidesnudos y ensangrentados, se tumbaron en la puerta de Las Ventas para protestar contra la tortura y, como cada año, exigir la abolición de las corridas de toros. Una escena dantesca que, como viene siendo habitual, quedó en nada al ser superada por la realidad. Horas antes, dos esperpénticas imágenes televisivas nos recordaban el comienzo de la temporada de sangre, arena y moscas. Una, la del torero Morante de la Puebla fumándose un puro, vestido de luces, en la barrera de Las Ventas. Otra, la de Patanegra, el caballo del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza corneado estrepitosamente en el estómago en esa misma plaza.
Reconozco que todo hubiera sido más espectacular si hubiese sucedido al revés. Es decir, si Patanegra se hubiera fumado un puro en la barrera y a Morante le hubieran sacado las tripas de una cornada. Pero las cosas son como son y, aunque sea una lástima, hay que aceptarlas de esa manera.
Porque, queridos lectores, cuando un torero tortura a un animal lo hace en nombre del arte y la tradición. A partir de tamaña grandeza, cualquier provocación añadida debe entenderse como una prolongación del arte, como un valor añadido a la tradición. ¿Que nada más terminar la faena el torero, en lugar de beber un trago del botijo, se fuma un puro? ¡Ole, qué arte! ¿Que entre toro y toro, el torero sodomiza a un monosabio en los chiqueros? ¡Ole los toreros chuletas! ¿Qué el Rey, acompañado en la plaza por su hija Elena, asegura estar "encantado de apoyar la Fiesta Nacional"? Pues, ¡Ole los monarcas modernos y las niñas listas!
Este año los taurinos disfrutarán de, como mucho, dos o tres faenas memorables, de esas para la historia. Para que eso suceda se celebrarán en nuestro país más de 800 corridas de toros, en las que serán torturados 4.800 toros bravos. Y tendrán lugar más de 15.000 festejos populares, con sus encierros salvajes, sus bomberos toreros y sus enanos rejoneadores, y sus toros acribillados por el populacho. Festejos menores que dejarán más de 13.000 novillos, becerros y vaquillas muertos tras martirio.
Un precio muy alto para cuatro faenas "memorables". El toreo es un "arte" que seguramente exige la intervención de países civilizados capaces de, en un acto de justicia universal taurina, detener esta masacre troglodita.
Si aún tienen dudas o creen que exagero vean, si sus estómagos se lo permiten, las retransmisiones que realiza Canal+ de la feria de San Isidro, en alta definición y con cámaras muy, pero que muy lentas. Un gran adelanto tecnológico que nos permite poder ver con todo detalle como el puyazo desgarra la piel de toro, le rompe las venas y le destroza los músculos de la espalda, crujiéndole las vértebras en su justo punto, sin llegar a partirle la columna (lo cual dejaría al toro lisiado, e incapacitado para recibir banderillas, estocada y puntilla). ¡Qué placer poder contemplar la sangre saliendo a chorros por las arterias, corriendo por los costillares hasta empapar el albero! ¡Qué belleza esa estocada final, atravesando órganos vitales! ¡Qué plasticidad ese descabello no siempre certero!
Lástima que este grado de detalle sólo pueda conseguirlo Canal+: los telespectadores de las televisiones autonómicas adictas a la Fiesta Nacional (Valencia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía, Madrid) deben conformarse con contemplar las sangrías en analógico o digital.
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