LA VIOLENCIA DE UN PUEBLO

Si pudiera describir todo el horror vivido hoy en la manifestación de Ampuero quizás creeríais que estoy mintiendo o exagerando; Nada mas bajar del autobús- eramos como 50 manifestantes- había un silencio sepulcral en el municipio cántabro, los presagios no eran buenos; nos hemos acercado a la plaza Mayor y allí nos esperaba todo o casi todo el pueblo, porque desde niños a mujeres, hombres jóvenes y personas de avanzada edad nos han regalado una sonora pitada; nos hemos colocado con nuestras pancartas y hemos empezado nuestras consabidas consignas antitaurinas, como "la tortura no es cultura o tortura animal al código penal", la reacción de los brutos ignorantes no se ha hecho esperar, han empezado a regalarnos frases como hijos de puta, etarras, maricones?, tortilleras?, feas , gordas en fin todo lo que ellos creían que nos podía ofender. Yo, que llevo ya muchas manifestaciones encima y me he recorrido todo o casi todo el Estado, incluido el sur de Francia no me he sorprendido, lugares como Tordesillas, Madrid o las tierras del Ebro han sido sitios muy duros , pero nada lo que se dice nada, comparado con lo que hoy hemos tenido que padecer, simplemente por ejercer un derecho constitucional, como es el de poder manifestarnos.
Han empezado a arrancarnos las pancartas, los carteles, han tirado una especie de petardos, mas bien parecían bombas atronadores, muchos han sufrido lesiones en los oídos; luego ha comenzado lo peor las peleas del cuerpo a cuerpo, les daba igual que tuvieras 20 que 60 años, han pateado a varios compañeros, roto las camisetas y varios han ido al hospital a que les vea un medico y pedir parte de lesiones; los demás, compañeros de Cantabria y los de Euskadi hemos puesto en el juzgado de guardia de Bilbao nuestras respectivas denuncias, por amenazas, miedo a no salir con vida de allí, si habéis leído bien; hemos llamado varias veces al 112 para que mandaran mas dispositivos y una ambulancia ya que a habido varios casos de ansiedad graves. Toda esto bajo la pasividad de 4 guardias civiles que veían como se les iba de las manos y no podían controlar a los salvajes que nos querían linchar, casi al final, han llegado 5 guardias mas y nos han protegido en nuestra salida de la plaza hacia el autobús, allí el chofer, no daba crédito a lo que veía, el autobús ha sido seriamente dañado y han roto el cristal de una ventana. A otro compañero de Carranza le han tirado la moto al río - por fin salimos del infierno. Mucha rabia e impotencia; a mi sinceramente, asco y una depresión tremenda de ver a estos humanos , tan salvajes, no me extraña nada que les guste la violencia que se ejerce a los pobres animales, creo que son psicópatas de cuidado.