12 mar 2009
Sombras en la Perrera
Sombras en la Perrera de O Carballiño (Ourense)
En la Perrera de O Carballiño han muerto desde Enero un tercio de los perros y se han descubierto fosas con los cuerpos de los mismos. Un lugar espantoso que recibió 250.000 euros de subvención.
Julio Ortega Fraile | Maltrato Animal: Un Crimen Legal | 9-3-2009 | 99 lecturas | 1 comentario
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Tener que utilizar el concepto de "presunción" cuando de por medio está el sufrimiento y la muerte comprobable de seres vivos será muy correcto formalmente pero en todo caso no es sencillo, ya que el padecimiento y la desaparición de las criaturas a las que me refiero en este escrito son hechos innegables y no dependen de la validez que se le quiera otorgar a las pruebas que se puedan aportar; tal vez las consecuencias penales de lo ocurrido, si las hubiere, sí lo sean en función de éstas, pero la situación de desamparo y de miseria, las heridas y los cadáveres pertenecientes a docenas de perros son una realidad indiscutible, pues nos podrán confundir y engañar con informes, presupuestos y estudios, pero la comprobación de sus penurias, la certeza en la sordidez de su existencia, el olor de la sangre y la visión de los cuerpos sin vida amontonados, no son ilusiones ni documentos susceptibles de interpretación; constituyen la demostración de que algo terrible está ocurriendo en la Perrera de O Carballiño (Ourense), por más que nunca se pueda llegar a señalar a los causantes en el caso de que la Justicia no alcance a determinar a quién corresponde la responsabilidad. Sin embargo algo tiene que estar sucediendo y no es fruto de la casualidad ni puede obedecer a un desarrollo natural de los acontecimientos, porque el estado de abandono del Centro, la lamentable situación de los animales y la muerte masiva de los mismos desde Enero, tiene que ser sin duda la consecuencia de acciones y omisiones en las que interviene la mano del hombre.
Así pues en ese asunto tendré que usar el término "presunto" hasta la saciedad, ya que aquellos que tienen competencias sobre la Perrera no dudan en denunciar a quienes los vienen señalando como presuntos responsables de las presuntas irregularidades en las que puede estar el origen de lo que allí acontece. Parece que en vez de escoger la transparencia y de ofrecer facilidades para averiguar qué es lo que está pasando en ese lugar, han optado presuntamente por el oscurantismo y por responder atacando. Aquí no estoy acusando, sino tratando de exponer unos hechos objetivos así como presentando las versiones ofrecidas porque detrás de toda esta palabrería, a la que se le puede dar el valor y la credibilidad que se quiera, hay una verdad que no podemos ignorar: que el hacinamiento y la carencia de unas condiciones mínimamente dignas son las circunstancias a las que día a día están sometidos los animales de esta Perrera; la primera parte, la falta de espacio, parece haberse resuelto con la sorprendente muerte de aproximadamente un tercio de los mismos en los tres últimos meses por "causas naturales". Pero aunque en ningún momento inculpo y tan sólo expongo, no sería de extrañar que a tenor de lo que viene pasando, me encontrase con una denuncia y me viese abocado a pagar una sustanciosa multa, mucho mayor de la que suele corresponder a aquellos que matan a palos a un perro, que si al menos se fuese a destinar al bienestar de los animales aún podría sentirme aliviado en cierto modo, pero eso es improbable en un Ayuntamiento en el que la Perrera se encuentra en un estado presuntamente lamentable y eso que, estableciendo un estudio comparativo entre ésta y la Perrera de Santiago, en función de la superficie construida y del dinero supuestamente invertido en su realización, la de O Carballiño resulto un 20% más cara, sin embargo la Compostelana dispone de asistencia veterinaria, instalaciones adecuadas para los perros, baños, almacenes, vestuarios, dependencias equipadas, programas de voluntariado, de adopción y de apadrinamiento entre otros muchos medios humanos y materiales idóneos y que repercuten en el beneficio de los animales y en la utilidad del servicio. La Perrera de O Carballiño que al parecer fue proporcionalmente más costosa, carece presuntamente de todos esos recursos imprescindibles para un funcionamiento adecuado y los perros están presuntamente en una situación penosa y muriendo a un ritmo más propio de una zona de guerra que de la Galicia del Siglo XXI.
La cuestión viene de largo y comenzó con la petición de información al Ayuntamiento de O Carballiño, gobernado por el Grupo Socialista, por parte de los Colectivos Matar por Matar Non, Adega y Amigos da Terra, acerca del uso de los 250.000 euros que proporcionados en diciembre de 2006 por la Consellería de Medio Ambiente se habían destinado aparentemente a mejoras en la Perrera cuando todavía estaba gestionada por la Asociación Outeiro, funciones que pasaron a ser competencia del Ayuntamiento el pasado mes de Enero. En dos Plenos Municipales celebrados en 2008, se solicitó el saber en qué tipo de actuaciones se había empleado esa cantidad dividida en dos partidas, la primera de 150.000 euros obtenidos por licitación y una posterior de 100.000 euros, cuya "trazabilidad" resultaba presuntamente un tanto difusa. En ninguna de las dos ocasiones se dignaron por parte del Concello a ofrecer los datos reclamados y sólo meses después, el Equipo Municipal explicó qué pasó con esas partidas de un modo presuntamente ambiguo y a través de notas de prensa aparecidas en algunos diarios, aduciendo que la información estaba en su poder desde el primer momento. ¿Por qué se negaron presuntamente entonces a enseñarla cuando entre otras consideraciones, todos los ciudadanos tienen el derecho a saber a qué se destina el dinero público y los gobiernos la obligación de facilitar dicha información?; no aportaron cuando tenían que hacerlo y en el lugar adecuado para ello, el Pleno, los datos que les requerían pero sí tuvieron tiempo para presentar una denuncia contra los Colectivos citados anteriormente a raíz de las declaraciones que estos hicieron a los medios de comunicación, para explicar el comportamiento cuando menos presuntamente anómalo de la Corporación Municipal en esta cuestión. Y más allá de esta presunta falta de honestidad moral en el ejercicio de la política, ¿cómo es posible que con una cantidad de dinero suficiente como para construir un chalet amplio, con buenas calidades y hasta con piscina, no se pueda presuntamente dotar a una perrera de los servicios más básicos y tras la inversión, se observen tantas presuntas deficiencias, tales como que los perros sigan teniendo que dormir sobre un suelo de cemento, algunos no dispongan de un patio para pasear, no haya vestuarios, baños, clínica o escasez de comederos y bebederos, alimentación inadecuada de los canes o asistencia sanitaria insuficiente, por no hablar de la falta de recursos humanos preparados y con vocación por ayudar a los animales... Muchas, muchas presuntas carencias e irregularidades después de haber destinado presuntamente cuarenta millones largos de pesetas a solventarlas. Ahora parece ser que las presuntas obras no están todavía terminadas, según manifestaciones del Ayuntamiento.
Y ahora viene una segunda parte de este relato y con ella entramos en un terreno más escabroso, algo que tal vez como ficción podría ser soportable, pero sabiendo que es la crónica de una realidad estremece a todo aquel que sienta un mínimo respeto por cualquier forma de vida y disponga de la sensibilidad suficiente como para dolerse por el sufrimiento de un animal, más como cuando en este caso, estamos hablando de perros cuya existencia ha estado marcada de forma permanente por el desamparo y la aflicción. Cinco miembros de Matar por Matar Non, Adega y Amigos da Terra, se presentaron hace pocos días en las instalaciones de la Perrera después de ser informados de que desde el mes de Enero, las muertes de perros se sucedían a un ritmo frenético y de la existencia de una fosa llena con cadáveres de estas criaturas. Según indican, los operarios del recinto les interceptaron para impedirles el paso y a pesar de que los responsables de la Perrera aseguraron que las instalaciones están abiertas a todo el mundo, se escudaron en que tal derecho no se puede utilizar "para que vengan a inspeccionar y mirarlo todo de malas formas". Curiosa libertad la que es válida sólo cuando hay que permanecer ciego y hasta anomástico ante las evidencias, porque la fosa repleta de cuerpos la pudieron ver e incluso fotografiar, así como percibir el olor de la putrefacción de todos esos infortunados animales. Tras la accidentada visita se dirigieron al Cuartel de la Guardia Civil para interponer una denuncia ante el Seprona con el objeto de que se investigase qué es lo que estaba ocurriendo allí. Por parte del Concello de O Carballiño se negaron los hechos a través de una nota, la Concejala de Medio Ambiente, esposa del Conselleiro en funciones del mismo Área, no quiso atender a los medios de comunicación y en un escrito, acusó a los Grupos Ecologistas y por la defensa de los derechos de los animales de haber emprendido una campaña de desinformación. Es cuando menos curioso que quien no facilita los datos que se le requieren en un Pleno, obstaculiza la entrada en un Servicio Municipal y rehusa hablar con los medios de comunicación, acuse a aquellos que pretenden arrojar luz sobre tan siniestros sucesos de estar "desinformando". Indicó la Edil Socialista que la fosa no se utiliza desde hace meses, pero los miembros de los Colectivos, que por cierto vieron hasta cachorros dentro de la misma, pudieron comprobar que los perros muertos presentaban heridas y por los restos de sangre en las mismos se deducía que habían muerto recientemente.
Afirma la Responsable de Medio Ambiente Municipal que disponen del informe que acaba de realizar el Seprona y que en este se recoge el perfecto estado de la Perrera y no se aprecian más que pequeñas deficiencias administrativas y estructurales que no interfieren en el correcto funcionamiento del Servicio. Pero según las últimas informaciones parece que no está tan clara la existencia de un informe tan aséptico y podrían haberse detectado graves irregularidades por parte de este Cuerpo de la Guardia Civil. En cualquier caso, son muchas las preguntas que surgen en este asunto y la primera de ellas, por lo trágico y doloroso del hecho, es que ¿cómo es posible que desde Enero hasta ahora, en el periodo que lleva el Ayuntamiento al frente del Centro, hayan muerto aproximadamente un tercio de los perros que allí había?. Cualquiera pensaría que tiene que haber una o varias causas que expliquen esta mortandad, pero para los miembros municipales la razón es una: muerte natural. ¿Cachorros, con tal profusión de heridas, en un número tan elevado?. O una plaga bíblica está azotando a la Perrera de O Carballiño o es difícil creerse ese argumento. Tanto como el de que las instalaciones, siempre según la versión oficial, están atendidas de forma ininterrumpida desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde por cinco operarios en dos turnos. Según ha publicado un conocido Diario, sus periodistas pudieron comprobar en tres ocasiones que dicho horario de funcionamiento no se cumplía.
Y por seguir con las preguntas y después de realizada la fundamental: ¿cómo murieron todos esos perros?, se plantean varias cuestiones: ¿hay algún veterinario que certifique las muertes de los animales?, ¿recibieron asistencia?, ¿están paralizadas las adopciones?, ¿quién controla y gestiona la recogida de los animales muertos?. La trayectoria de esta Perrera es el reflejo de una historia repleta de sombras, dolor y miseria. En el pasado estaban entre alambradas y apenas se les daba de comer a los perros, morían uno detrás de otro. Una mínima mejora en las condiciones propició que sobrevivieran en mayor medida y con esa circunstancia llegó el hacinamiento. Pero si hasta ayer los animales apenas tenían espacio hoy hay varias estancias vacías y ese problema parece haber desaparecido, ¿cómo?, con la muerte en pocas semanas de docenas de perros por "razones naturales".
En esta Sociedad ser perro significa a menudo estar condenado a una vida penosa y ser víctima de malos tratos. Desaprensivos que los torturan, ciudadanos que los abandonan, cazadores que los someten a una existencia sumida en la violencia y en la lucha para después a menudo matarlos o dejarlos a su suerte, ser utilizados para la experimentación, las peleas ilegales, etc. Pero lo más sangrante es que su sufrimiento venga por parte de un Servicio Municipal, porque para estas criaturas entrar en la Perrera de O Carballiño es casi con seguridad alcanzar el punto de no retorno. Cuando se cierra la puerta del recinto tras de ellas, su presunto futuro es el olvido, un nulo esfuerzo por lograr su adopción, una alimentación precaria, el frío, la humedad, la desatención médica y en un índice que rebasa toda lógica su muerte precoz tras un más que probable periodo de sufrimiento.
Los miembros de las citadas Asociaciones Ecologistas que vienen luchando desde hace tanto tiempo por algo que no debería de hacer falta: que los perros reciban un trato digno, la asistencia adecuada y que se gestionen los recursos hacia su bienestar y la prolongación de su vida y no para adelantar su muerte, han expresado en las últimas horas su rabia y el desgarro que les produce la desaparición de estos perros y el estado lamentable en el que se encuentran los que todavía sobreviven. Ellos han sido testigos cada vez que les ha sido posible, de la alegría con la que los infortunados canes de la Perrera de O Carballiño les recibían cuando se acercaban a verlos, para regalarles una caricia o sacarlos de las celdas en las que permanecían y que así disfrutasen de un poco de la luz solar. Ellos han vivido el agradecimiento de estos seres cuya felicidad depende por completo del comportamiento de los hombres para con ellos y a cambio de su dedicación y cariño, los perros les pagaron con algo que tiene mayor valor que cualquier riqueza material – para quien sepa apreciarlo, bien es cierto -: sus ladridos de entusiasmo, el movimiento de su rabo en señal de alegría y esa mirada limpia, profunda y sincera como sólo un perro puede mostrar y es que estos animales, por más que el ser humano los desprecie y maltrate, poseen un sentido de la fidelidad y una nobleza ante las que deberíamos de sentirnos avergonzados, porque no es posible que los hombres tengamos tal capacidad para desdeñar, lastimar e incluso matar a esas criaturas y tal actitud, sólo puede responder a un motivo, que atesoramos en nuestra condición humana grandes dosis de brutalidad, ignorancia y cobardía.
No sé cuál será el resultado final de todo lo que está aconteciendo en la Perrera de O Carballiño, pero de algo sí estoy seguro, que muchos de los perros que allí permanecían encerrados quién sabe si con la esperanza de encontrar un hogar o recordando el último gesto de cariño que recibieron, ya no podrán ser testigos de cómo acabará esta historia macabra porque están muertos. El resto, los que todavía resisten, dependen de la labor incansable de las escasas personas empeñadas en su ayuda, de la colaboración de los medios de comunicación para divulgar esta situación u otras similares y de la actuación efectiva de las autoridades para investigar si un Servicio que tendría que estar dedicado a la recogida, protección, cuidado y adopción de perros abandonados, se ha convertido en un presunto Centro de suplicio y exterminio para estos animales. En todo caso, la Sociedad no puede permanecer indiferente ante hechos como este y tiene que exigir información clara y suficiente sobre lo que está ocurriendo, así como la toma de medidas efectivas e inmediatas en el caso de que existan irregularidades, porque si los ciudadanos son capaces de organizarse y de expresar de forma masiva y contundente su indignación por una injusticia cometida con su equipo de fútbol favorito pero permanecen en silencio ante el sufrimiento de seres vivos, es señal de que nuestra moral está cada día más degradada y que la inversión de los valores del hombre roza la aberración.
Julio Ortega Fraile
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