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El FBI clasifica a los movimientos medio ambientales y de derechos animales como la amenaza terrorista número uno para EEUU, y algo similar está sucediendo en Inglaterra. Estos activistas, muchos de ellos pacifistas, que jamás han volado aviones estrellándolos contra grandes edificios, ni enviado antrax en sobres... ¿cómo han llegado a ser los número uno en la lista de búsquedas del gobierno? (Artículo de Will Potter traducido por Ecosofia.)
10) Sabotaje de la propiedad corporativa
Grupos secretos como el Frente de Liberación Animal (ALF, por sus siglas en inglés) o el Frente de Liberación de la Tierra (ELF) han liberado animales de granjas peleteras, "vandalizado" vehículos corporativos y prendido fuego en edificios para evacuarlos. Esos actos ilegales han dañado propiedad de las empresas, pero no han dañado a personas, pero el gobierno ha impulsado el endurecimento de las penas por terrorismo para esos casos.
9) Enamorarse de un agente del FBI
Eso sucedió a Erick McDavid: él no dañó a personas ni rompió propiedades, sino que lo procesaron por conspiración y sabotaje a instalaciones federales en nombre del medio ambiente, y lo condenaron a 20 años de prisión. Su trabajo fue solventado por Anna, una agente del FBI que le proveyó de instrucciones para fabricar bombas, financió transporte, comida y alojamiento a la actividad de McDavid, quien se enamoró de ella y llevó a cabo las acciones que lo terminaron condenando a la prisión.
8) Ir a cenas veganas
Mientras Al Qaeda continúa grabando y enviando vídeos de amenaza a los norteamericanos, las fuerzas antiterroristas del FBI usan sus recursos para intentar infiltrarse en cenas de promoción del veganismo.
7) Proteger la propia privacidad
El FBI y las fuerzas de protección legal han recibido las órdenes de espiar a los activistas en todo EEUU, incluyendo activistas pacifistas. Comprensiblemente, muchos activistas no quieren su foto en los archivos del FBI, por lo que usualmente usan bandanas o capuchas en las protestas. Y el gobierno dice que eso es terrorismo. Un grupo de las fuerzas antiterroristas arrestaron a un activista por los derechos animales en Virginia por usar una máscara, y cuatro activistas en California enfrentan cargos de terrorismo por el mismo hecho.
6) Atraparlos en su propio juego
Un legislador en Utah promete una nueva legislación eco-terrorista. ¿Su objetivo? Ni el Frente de Liberación de la Tierra, ni el Frente de Liberación Animal, ni otros grupos no identificados. Él perseguirá abiertamente a los principales y más importantes ambientalistas. Específicamente, tiene en la mira en Tim DeChristopher, estudiante de la Universidad de Utah que estafó a muchos terratenientes prometiéndoles comprar sus terrenos, pero que nunca les pagó. Luego irrumpió en una licitación de aceite y petróleo, ofertando estos paquetes de terreno. El legislador estatal dice que la oferta de DeChristopher es un robo y un escándalo con la propiedad privada.
5) Detener a los símbolos
Con la celebración de la Convención Nacional Republicana próxima a celebrarse en la ciudad de Twin Cities, activistas organizaron una protesta contra la convención, trabajando con varias organizaciones legales. Trabajaron de cara al público, declarando desde el principio sus intenciones: "no queremos sólo una foto o un acto simbólico de desobediencia civil, sino que interrumpiremos en la dinámica del sistema económico y la lógica de los negocios". ¿La respuesta del gobierno? Ocho de los organizadores fueron detenidos antes que comenzaran las protestas por conspiración y promoción del terrorismo.
4) Ser portavoz sin arrepentimiento
El gobierno no ha avanzado en la investigación de muchos de los actos cometidos por grupos como el Frente de Liberación Animal o el Frente de Liberación de la Tierra. Pero se están focalizando en los activistas que empatizan expresa y verbalmente con estas organizaciones. En el caso SHAC 7 (Stop Hungtindon Animal Cruelty), activistas por los derechos animales fueron culpados de terrorismo animal empresarial por construir un sitio web que posteaba de noticias de acciones legales e ilegales contra este laboratorio de vivisección, y porque se pronunciaban a favor de estas acciones. El gobierno también utiliza a jurados para acosar e intimidar a los activistas y obligarlos a declarar sobre sus creencias, asociaciones y afiliaciones políticas.
3) Ir a por el dinero de los explotadores
No es "robar" ni destruir la propiedad descrita en el número 10. El Acta de Terrorismo Animal Empresarial clasifica como "terrorismo" a una amplia gama de actividades incluyendo las pérdidas de beneficios que tenga una empresa explotadora de animales. Pero causar pérdida de beneficios no es terrorismo, sino activismo efectivo porque remueve la conciencia pública de los consumidores, que "castigan" a los explotadores.
2) Ir a la raíz del problema
El gobierno no etiquetará de terroristas a las personas por reciclar o ser voluntarios en refugios de animales, porque estas actividades no son "radicales" en el verdadero sentido del término: no van a las raíces del problema. Cuando los activistas van más profundo --cuando se mueven más allá de las cuestiones sobre las bombillas incandescentes o de bajo consumo, y son efectivos en el cuestionamiento de aspectos fundamentales del sistema económico--, ahí es cuando son considerados verdaderos terroristas.
1) Ser efectivos
Más que ninguna, ésta es la manera segura de ser catalogado como terrorista. Por ejemplo, poco después de la victoria histórica de la proposición 2 en California (que permite la mejora en las condiciones de confinamiento de los animales de granja industrial), la Humane Society de los EEUU fue etiquetada como base de terroristas. Sea que los activistas queman mobiliario, como que negocien o hagan lobby a nivel legislativo, la amenaza común de que cada uno de ellos sea calificado como terrorista se hace efectiva si son exitosos en sus acciones. En esta guerra contra el terrorismo, la amenaza terrorista doméstica número uno incluye a cualquier activista por el medio ambiente o los animales que sea apasionado, comprometido y, sobre todo, efectivo.
Will Potter es un periodista independiente que se especializa en cómo los legisladores y las corporaciones han etiquetado a los activistas por los derechos animales o del medio ambiente como "eco-terroristas". Will ha escrito para el Chicago Tribune, el Dallas Morning News y Legal Affairs, y ha testificado ante el Congreso de los EEUU sobre este reporte. Creador de GreenIsTheNewRed.com.
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